Ayer, sábado por la noche, gracias a mi amiga Maru tuve la suerte de poder asistir a Tangos de la Resistència.
Como hija de argentino que soy los tangos han estado muy presentes durante toda mi infancia y adolescencia, mi padre es un gran entendido y también un gran coleccionador de tangos, sé que tiene recopilados miles y que para él son un gran tesoro. Cuando era una niña siempre pensé que los tangos eran muy tristes; como los boleros, que también me encantan. Pero ayer pude admirar, gracias al repertorio que interpretaron Sandra Rehder y Gustavo Battaglia, cuan valientes fueron algunos letristas de tangos para plasmar la realidad que vivían.
Lo más sorprendente de todo, es que estas letras que algunas tienen casi 100 años son de una vigencia aplastante y esto no hace más que sorprenderme y asustarme, a partes iguales. Por qué me sorprende y asusta, porque relatan acontecimientos, sentimientos y emociones que siguen ocurriendo, que siguen demostrando cuan podrido está el poder, que siguen contándonos como la sociedad está tan ciega de seguir confiando en ladrones, mentirosos profesionales e ineptos.
Destacaré tres tangos entre todos los que ayer escuché:
Se viene la maroma (M. Romero / E. Delfino)
Anteriormente a la década de 1930, la sociedad argentina se encontraba como se sigue encontrando ahora y como también se encuentra la sociedad española. Esa crisis desembocó en una capacidad creativa en los letristas de tango donde se alejaron de las historias individuales para reflejar una sociedad desencantada, asqueada y perdida. Esta pieza, escrita en 1928 relata el hartazgo del proletariado y el hervidero revolucionario que parecían estar cocinando.
Bronca (M. Basttitella / E. Rivero)
Este tango se escribió en 1962, posterior a las elecciones del 18 de marzo donde el representante de la época de los peronistas volvió a ganar en la provincia de Buenos Aires y en otros territorios. Destacaré algunos fragmentos de la letra porque me parece, cada vez que los leo, que estoy leyendo sobre nuestros representantes políticos, sobre los bancos y sobre la falta de escrúpulos de unos y otros…
(…)Esta es la época moderna
donde triunfa el delincuente,
y el que quiere ser decente
es del tiempo de Colón. (…)
(…)La decencia la tiraron
en el tacho ‘e la basura
y el amor a la cultura
todo es grupo, puro bluff. (…)
(…)Ya ni entre hermanos se entienden
en esta gran confusión…
Que si falta la guita…
Que si no hay más lealtad…
¿Y nuestra conciencia,
no vale eso más?
Refundir a quien se pueda
es la última consigna
y ninguno se resigna
a quedarse sin chapar…
Se trafica con las drogas,
la vivienda, el contrabando.
Todos ladran por el mando,
nadie quiere laburar.
Creo que no hace falta que añada nada, la letra habla por sí misma, o yo interpreto lo que no es o es que 50 años más tarde seguimos exactamente igual, en Argentina, en España o en Kuala Lumpur…
El precio de vencer (E. Blázquez)
Me enorgullece decir que entre los tangos que ayer me llamaron la atención, se encuentra uno escrito por una mujer, la autora resultó una renovadora del género en la década de los 60 del pasado siglo XX, este tango en concreto lo grabó en 1973. En él se puede apreciar la crítica total a la corrupción, la falta de escrúpulos y de conciencia, para muestra, la primera estrofa:
Que caro hay que pagar el precio de vencer.
Mentir para ganar, ganar para perder.
Tranzar con lo pequeño, dócilmente,
y avanzar sin preocuparnos si pisamos a la gente.
No permitir jamás que nuestro corazón
nos marque un paso atrás, nos haga una traición.
Un gran recuerdo que me llevaré de la noche de ayer, y que considero que fue la guinda, fue ver entrar en el Teatre Akadèmia a Marta Sibina y Albano Dante Fachin, los creadores de la revista Café amb llet. Los admiro, no soy nada fanática, cada vez que he visto a alguna persona ilustre que me gusta como escribe, como interpreta, como dirige, nunca la he molestado. Pero ayer no podía dejar de agradecerles a estas dos personas tan valientes lo que han hecho y lo que siguen haciendo. Me gusta la gente valiente, la gente que dice la verdad, la gente que ejerce su derecho a expresarse libremente. Estas dos personas lo son. Debería haber más personas como ellos. Colaboré en su Verkami, estoy deseando que me llegue a casa su libro. Y si necesitan mi ayuda, de manera desinteresada, saben que la tienen.
La verdad y la justicia son dos conceptos que desde que era muy pequeña me han interesado, por los cuales me implico y que en ocasiones me han provocado insomnio. Mis padres a veces recuerdan como me ponía una capa y un antifaz y agarraba una espada de madera o un palo y mientras “trotaba” por casa bramaba Le justiciere, yo tendría 6, 7 u 8 años, pero ya me inventé ese personaje y a día de hoy, sale, irremediablemente.
No me gustan las mentiras, no me gusta mentir y no me gusta que me mientan, por eso me indigna sobremanera que tomen a la sociedad por estúpida y que piensen que nos vamos a tragar toda la sarta de trolas que intentan colarnos desde hace años.
La libertad de expresión es otra cuestión de la cual soy una acérrima defensora, lógicamente bajo los parámetros de la verdad y el respeto, pero esta semana he conocido un caso muy curioso donde en una empresa que se le llena la boca alegando la libertad que hay de información y comunicación, dentro de su organización, le han prohibido a una persona compartir una noticia que había encontrado en un buscador de internet, con el resto de sus compañeros. Damas y caballeros en pleno siglo XXI seguimos siendo censurados.
Lo llevo crudo en esta vida y me alegro, no me gustan las cosas fáciles.
¡Salud, verdad y justicia!