LA PASAJERA EN EL TIEMPO

por Hemisferio Izquierdo

Estaba pensando que está acabando el mes de enero y que no había escrito ninguna entrada. Y no es que no haya vivido o no me hayan ocurrido cosas interesantes, pero creo que estoy en una etapa más de recogimiento. Aun así los pensamientos siguen bullendo en mi cabeza, así que procuraré ordenarlos, aunque sea un poco.

Estos dos últimos meses he estado pensando mucho en el paso del tiempo, en lo que es el tiempo y en cómo lo vivimos. Tenía un amigo al cual le daba pavor ser consciente del paso del tiempo, le aterrorizaba no aprovechar el tiempo, mantenerse ocupado, hacer cosas. Dormía poco y ocupaba su tiempo libre en mil y una actividades. Yo, hubo una época de mi vida que hacía eso, estudiaba dos carreras y trabajaba. Era agotador. Supongo que mientras eres muy joven no tomas consciencia de tu propia existencia y de lo importante que es vivir el momento presente, el aquí y el ahora.

Recuerdo que, cuando tenía 25 años, quería que las cosas sucedieran ya, que la impaciencia se apoderaba de mí y me generaba desasosiego esa espera. Ahora no, no tengo muy claro cuando ha ocurrido ese cambio de paradigma, pero ha ocurrido. Tampoco ha pasado tanto, tengo 36 años, pero francamente, me siento afortunada de sentirme así, de aceptar que todo escapa a nuestro control y que mejor invertir energía en lo que eres y lo que deseas.

Mis únicas verdades absolutas son, a menos que vivamos en Matrix, que estoy viva y que algún día moriré. En ese lapso de tiempo, que presupongo muy largo, me esperan infinitas aventuras. Y encuentro que es muy emocionante, me hace sentir viva y feliz. Y no es que me haya vuelto una inconsciente, más bien al contrario, creo que soy más consciente que nunca de mí, de mi vida, de quien soy y de lo que soy.

¡Feliz consciencia!

¡Feliz vida!