MY SURVIVAL STORY
Y el día llegó.
Después de cruzar diversos correos electrónicos donde Martin me decía cosas como: ¿Qué tal la vida? Espero que estés bien y happy. Yo estoy bien. Y finalmente estoy terminando tu peli. He trabajado mucho…buscando la escénica de tu entrevista. Después de muchas horas montando las imágenes….finalmente entendí. Como persona, eres increíblemente positiva y por eso seguramente una inspiración para mucha gente, pero lo más impresionante es que también hablas sobre tu debilidad. No hay muchos pacientes que pueden hablar tan abiertamente sobre esto. Y yo creo que esto es lo que da fuerza a tu historia: que aceptas que eres débil.
Llegó el día donde me convertí en la protagonista de My Survival Story (Mi Historia de Supervivencia). Ya escribí que no soy muy dada a estar frente a una cámara, más bien todo lo contrario. Pero Martin me ha hecho un regalo, un regalo maravilloso.
Formar parte de este proyecto es algo que no imaginé nunca. Que la vida te siga sorprendiendo de este modo, te brinde oportunidades como esta y te hermane con personas como Martin, es formidable.
Es por eso que cada día debemos levantarnos de la cama y protagonizar nuestra vida. Ser valientes y enfrentarnos a ella. Y lo digo porque, últimamente, me he vuelto a dar cuenta que combatir el tumor me resultó más fácil que lidiar con algunas situaciones de la vida. El no ya lo tengo, de todo, así que debo luchar por lo que quiero y lo que creo. No tengo nada que perder y tengo todo que ganar.
Tengo una segunda oportunidad, así que aunque a veces haya dudas, incertidumbre, miedos, debo enfrentarme a mí día a día como lo hice cuando estuve enferma, a saber: con humor, un humor muy negro, pero humor al fin y al cabo; con garra, optimismo, alegría y fuerza; pero también con ira, miedo, sufrimiento, dolor y debilidad.
Soy libra, la balanza, así que me encuentro en un permanente juego de equilibrios entre lo positivo y lo negativo, soy fuerte, pero también débil; soy inteligente, pero en ocasiones puedo ser muy necia (cosa que no soporto, para ser sincera); soy optimista, pero cuando me embarga el pesimismo me cuesta ver la luz y así podría seguir eternamente. Todos tenemos esta ambivalencia, forma parte de nuestro encanto, o no.
Aceptarme como soy fue una de las mayores enseñanzas que me dio mi cáncer y que, a día de hoy, me sigue enseñando.
Y aquí lo tenéis: